Hoy Javier se despidió de mi desde la sala de espera que es como un gran acuario.Escogió una esquina hecha de cristal y luego me mando un beso como lo hiciera un pez. Después leí en sus labios, que ya conozco bien, un "Te amo"; me dijo adiós y se marchó perdiéndose entre los peces de ciudad.
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