Yo en la silla de madera,desde adentro con la puerta abierta. Pasa caminando por la calle un niño de ojos oscuros y grandes en hombros de su padre. Me mira, parpadea lento,avanza,desaparece de la recuadro de la puerta y hace la estampa: el niño, los ojos, el padre, la calle, el frío, y yo sentada en la silla de madera, desde adentro con la puerta abierta.
Y en todo ese instante, los violines del desierto tocaban desde el estéreo de la sala.
1 comment:
¿Frío? embotella un poco y me lo envías con carácter de urgente pa’cá pa Nuevo Lión, que nos estamos derritiendo y, como nieve de supermercado, una vez derretido ya no consigues volver al estado cremosito y chabocho de antes. jajaja.
Saludos
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