Sunday, February 17, 2008

La ilusión




Lázaro fue un hombre que dejó correr su juventud a fines de los años 50s, en un México de zapatos polvosos que penas se acostumbraban al paisaje urbano. Lázaro y los tranvías, los sombreros y las señoritas piernudas con medias de costuras en la pantorilla.

De vida triste, un hombre alcoholico que se quedó sólo, porque así lo decidió. Sin embargo iba cada navidad a la casa de mi abuela, su prima, muy catrin con gazné, abrigazo y zapato de charol. Dicen que siempre fue un borracho simpático y que lo caracterizaba una frase que a todos llenaba de gracia.
Emocionado y convencido, cerraba el puño de la mano derecha dejando el pulgar sobre la falange del dedo índice, y en un movimiento curvo que empezaba a la altura de hombro y acababa a la altura su antebrazo izquierdo,repetía la frase con una continuidad extraordinariamente acertada durante sus conversaciones: qué PÁ-dre es la vida,hija¡
Lo queríamos mucho y un día le llegó la cirrosis, dijo mi tía con tristeza al terminar su relato.

Lázaro, tenías tanta razón: qué PÁ-dre es la vida ¡



Me gusta mucho este corto de Polansky y también Los 5 latinos.

Tuesday, February 12, 2008




(PARA FRANK, ESTA CANCIÓN TAN AJENA, QUE NOS MATABA DE RISA.)


Francisco irá a la India.
Hoy me ha escrito para decirlo.

Una noche, en un piso de luz azulosa le dije que parecía como un personaje del Ramayana y reímos mucho. ¿Quién iba a decir?
Su padre se llama Apolo; cuando mi gurú de treintanytantos lo supo, hicimos conversaciones hasta el cansancio de Francisco el semidios por todo lo evidente y lo privado; nunca le dije nada de su semideidad a pesar de sus buenos sentimientos, pensamientos, movimientos y su nula soberbia, eso fue algo que quedó para mi.

En nuestro tiempo juntos, aprendimos a amar y seguir amando pero de esa forma que es tan natural que rara vez se puede explicar, donde la confianza se vuelve un estado tan mútuo y placentero que se debe pasar la noche en una sensación espiralesca cálida de inocencia travesuril, eso es lo dificil de explicar.

Este fisioterapeuta mediterráneo irá a la India para seguir encontrando lo que yo ya encontré y tengo por explorar. Y seguramente algún día, en otras circunstancias, recordaremos la cara de mis fugaces vecinas viejitas-inglesas cuando nos sorprendieron al amanecer, caminando por el borde del muro de la casa.

Wednesday, February 06, 2008

Los objetos caídos.



Hoy miércoles de ceniza,compré una caja de bombones cubiertos de chocolate en un acto impulsivo de placer.

En el camión, una mujer se sienta a mi lado mientras leo en el libro:
" ... Desde la infancia apenas se me cae algo al suelo tengo que levantarlo , sea lo que sea, porque si no lo hago va a ocurrir una desgracia, no a mí sino a alguien a quien amo y cuyo nombre empieza con la letra inicial del objeto caído. Lo peor es que nada puede contenerme cuando algo se me cae al suelo, ni tampoco vale que lo levante otro porque el maleficio obraría igual..."

Había más gente de lo normal, lo advertí por el bullicio, por el calor. Varios escolares que huelen a grafito y sol cuentan chistes mientras el camión avanza y entonces el chofer pisó el freno y todos gritaron; el lápiz saltó de mi mano que también sostenía el libro, chocó con el asiento de enfrente, rebotó cayendo al piso y rodó hacia no se dónde.

Y luego recordé lo que había leído momentos y páginas antes, y parece que la mujer de al lado lo supo, porque empezamos a buscar el lápiz con los ojos y con los movimientos que el reducido espacio y la gente apretujada nos permitía.
Ya se perdió--- le dije.
(Además yo no soy supersticiosa, pensé). Un rato y sin darme cuenta me observé con lectura interrumpida y mirando absorta por la ventana.

Después de unas calles, sentí con extrañeza el lápiz que había regresado por los movimientos camioniles hacia mis pies.
Aquí está¡ --- me dije y le dije a la señora, y con movimientos de contorsionista lo recogí del suelo.
La mujer sonrió, se levantó y bajó en la siguiente parada.
Además no soy supersticiosa, pensé.

Y me descubrí en un gusto gracioso, por tener mi lápiz de vuelta y saber que "L" estaría bien.