Thursday, November 06, 2008

En "La panza del tepozteco"



Una pendiente de piedras que creì interminable, el sudor en el cuerpo y corazones palpitantes.
Siempre supe que la recompensa visual en ese lugar serìa lo que habìa imaginado desde que leì un libro regalo de mi cumpleaños antepasado; donde Josè Agustìn con su narrativa de la onda pierde a unos niños en el cerro del tepozteco y en una aventura màgica entre deidades prehispànicas les concede el placer de viajar dentro de ellos mismos.

Tepoztlàn habìa tenido que esperar tras dos intentos vacacionales. Y esta vez, sin planearlo, terminè recorriendo sus calles desde temprano y con la mejor compañìa; deliciosa, ineludible y natural como el propio destino.

3 comments:

El propio Tomás said...

Ya sé, aparte luego nos encontramos y comimos quesadillas y aguas de chía. Ah y Sesamines. Me gustó un buen Tepoztlán. Juro que hay fantasmas ahí. Aunque no vi ninguno.

Javiere said...

wow, estuvo maravilloso, fue inesperado completamente.Te mando besos ricos.

Skualo said...

que buena onda, yo aparte siempre he pensado en ir a ese lugar por lo de José Agustín.