Llegué de la escuela, hacía calor; aun usaba mi uniforme blanco.Entré al cuarto de azulejo azul.Las vi recostadas,en silencio, vestidas igual que yo con la mirada fija en el techo. Fui hacia la ventana y vi el valle nublado desde el último piso.
--Quiero ir a la Sierra, dije.
--Pues vamos.
Y Cinthya y yo pasamos por un McDonalds, compramos lo prudente para hacer más cómoda nuestra huída.Nos estacionamos a la orilla de la carretra llena de encinos, muy lejos del valle.Saltamos la cercay encontramos
un estanque de luz dorada y colores brillantes.Descansamos pecho-tierra en un muro ancho para ver renacuajos, lirios, peces y libélulas cobalto casi tocando el agua.
Hablamos de cosas intrascendentes, de sirenas y sangre, de sapos,perfumes, recuerdos, abrazos.
Siempre pensé que Cinthya estaba loca y ella pensaba lo mismo de mí, claramente sabíamos que era una locura diferente, nada complementaria, sólo existente.
Esa excepcional huída repentina casi llegando a Ojuelos en un día entre semana, fue algo que añoré hoy.
1 comment:
Pos vamos!
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