Hoy caminè por la calle de Gelati.
Con ganas de fumarme un cigarro con el sastre y preguntarle si no tenìa nada què hacer, para conversar con èl.
Caminè sobre la banqueta alfombrada de moho.Me gusta buscar la puertas atìpicas y los letreros que de todas las formas exigen NO ESTACIONARSE.
Habìa un gran nogal, alto y grueso, me hubiera gustado darle una patada, pero no por mal, sòlo como para hacerle cosquilla. iiyaaaah¡¡¡ , asì.
Pasè por un hospital, que tambièn tiene una franquicia en Leòn, vi a un muchacho, de colores neutros, con un collarìn y una bolsa blanca de plàstico opaco que todos los pacientes llevan en la mano; miraba a travès del ventanal, como si no sientiera nada, pero pensè que tal vez estarìa sientiendo todo. Me hubiera gustado regalarle un sandwich.
Mucha gente me sonrìo, què bueno. Una paloma llegò volando a un farol de la calle y en eso, un policìa como de mi tamaño, me mirò.
Lleguè a un Sanborns; recordè que el tiempo pasa lento en ese nombre si no vas con màs de dos acopañantes; lo evadì. Què dìa tan nublado, cuando està nublado, la gente se ve màs real.
Seguì caminando, hablè con un zapatero en su pequeño puesto en la mitada de la acera, y luego, vi el esperanzador edificio "Ermita". Pensè que a Javier, tambièn le gusta. Nunca hemos dicho por què es que nos gusta, supongo que por cosas diferentes, pero hasta le hemos tomado fotos. Tiene facha de cine olvidado, ahora son departamentos, lo sè porque se ven a personas con bolsas de supermecardo entrar por su fabulosa puerta de "Metropolis", tiene vitrales en rectàngulos muy pequeños, deden ser las escaleras; me gustarìa vivir ahì.
Algo que me gusto mucho fue ver aun perro dentro de una casa, recargando la cabeza en la herrerìa de su ventana. Cuando notó que me parè para observarlo, me mirò con desdèn.Pinche. jajaja què bonito se sabìa.
1 comment:
Así que a tí y al buen Javier les gustan lo edificios con aire de olvido… Ok. Veamos qué les parece este sitio.
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A mí siempre se me encoge el corazón cuando lo veo, pues, a la vez, resulta ser un poco de esas historias que se hilan con melancolía y por otro lado, reflejos de lo que uno es por dentro: Siempre hay algo que se derrumba, aunque sea depacito, de a puras moruzas. Jaja
Un gran saludo para los dos.
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