De huecos

Por andar pensando en tí, sin darme cuenta metí los pies en un charco de agua estancada de la lluvia, tratando de resolver la nada y esa soledad que dicen se siente como un vacío en los bolsillos.
Y el aire se arremolinaba en la esquina mientras yo lamía mi helado, que hubiera dado lo mismo si paso mi lengua por el tiempo que me sobra o por los números de una paleta de reloj. Mi inocencia lastimada y el cabello negro me cortaba la cara, pero apesar de todo tenía un estado terriblemente feliz.
Educación estética, bueno ojo, dedos seguros, eso es lo que tienes tú y veinte minutos después, pensé que era tarde y seguía conmovida por la vida, por la luz, por una payaso cansado que al final del día está cenando un hot-dog y entonces sentí un hueco que no se podía rellenar ni con el viento ni con la nube blanca pasando sobre mí, que nadie advirtió porque era de noche.
Estaba resignada a no hablar más de las coincidencias visibles pero quiero seguir contando lo que pasó después, al día siguiente, cuando tomé algunas cosas y recorrí uno, dos, dos pueblos desconodidos y solitarios, donde una abuelita tiene una Cantina y dice:
"Regreso pronto, No me dilato"
"Hija, no has visto mi bordón?"
"Todo se moderniza pero la arquitecta dice que no cambie mis puertas." Y sirve sin recato cualquier tipo de trago que pone sobre la madera vieja, como ella, fuerte como ella, viva como ella.
Quiero seguir contando y me distraigo con la cación de hace rato, con unas campanitas que escucho casi a mi lado, y con una coincidencia mundana que me trae recuerdos y me confirma que soy una romántica insufrible.
Y hoy estando en la re-solana he dicho: Me equivoqué de siglo, de mundo , de estado.