Thursday, December 01, 2005

Al son que me toquen bailo...


“Ay amor, ya no me quieras tanto, ay amor olvídate de mí”...La música es un fenómeno interesantísimo. No hay ser humano que al escuchar alguna canción que considera especial, interrumpa sus pensamientos para remontarse en el tiempo y recordar un momento, una persona, un lugar, una época y que al paso de los segundos, se descubra absorto en una emoción producida por la canción que escucha.
Vivo en una numerosa familia, nos gusta el ritmo, el sabor y sobre todo bailar. Cuando llegué a este mundo, fue como beber un ponche de navidad, con tantos sabores musicales mezclados: la Sonora Santanera, Juan Torres, Glen Miller, Ray Coniff, Roberto Carlos, Santana, Chopin, Sonia López, Stan Getz, Carlos Jobim, La Sonora Dinamita, José José, Michael Jackson, Enygma , Vanilla Ice, Daniela Romo, El Pirulí, Emmanuel, Los Panchos, Vicente Fernández, Angélica María, Enrique Guzmán, Cepillín, Burbujas, Flans, Cri-cri, Juan Gabriel. Uff¡¡ Todos ellos, mis tíos, mis abuelos y papás me regalaron un ponche exquisito de gustos musicales.
Hoy escuchando un disco de esos que por un tiempo desaparecen y vuelven a caer en tus manos, escuché una canción que me hizo hacer una pausa y entonces imaginé a mi abuela, guapa guapa, cuando cerraba sus ojos, sonreía y comenzaba a balancearse delicadamente tarareando una canción. Mi abuela ya no está en este limitado mundo, pero cuando escucho esa musiquita que me enseñó a disfrutar, es como si me diera un abrazo, como ella solo los podía dar, un abrazo que evaporaba mis problemas, que me hacia flotar y a mis pensamientos hacia volar. Entonces cierro mis ojos y la vuelvo a imaginar. “Los aretes que le faltan a la luna, los tengo guardados en el fondo del mar…”
Pienso que las personas que conocemos a lo largo de la vida, siempre ( y vaya que , SIEMPRE, es una palabra muy fuerte, que pocas veces utilizo), siempre nos dejan algo bueno, así el ser humano se enriquece y adquiere sabiduría, es como recolectar los mejores frutos de una huerta. Tengo un amigo, musical como nadie, un día llegué a su ciudad bohemia como él y entre sus notas, salieron unas partituras, tomé una y la observé, por supuesto nada entendí , le pregunté si podía leerla para mí, y quedé sorprendida, cuando sostuvo la hoja y su mano y pie derecho comenzaron a moverse, como tomando ritmo y luego... sólo con su voz, me deleitó tarareando un hermoso swing. Cuando terminó, todos alrededor no dejamos de aplaudir. Me dijo que un día descubrió que es fabuloso “darse a entender por medio de los sonidos” y que cuando toca un instrumento ( su favorito es el sax), “todo se siente en el estómago y ese todo recorre su cuerpo como un escalofrío”. Mi amigo musical, vive lejos de aquí, pero con su pasión por la música me condujo a desmenuzar las melodías, separando los sonidos y complejamente y al mismo tiempo poderlos disfrutar en su conjunto. “Quiero ser tu canción desde principio a fin”…
Ahora, Los Leones de la Sierra de Xichú, Björk, Buena Vista Social Club, Lost Acapulco, Underworld, La sonora de Margarita, Lila Downs y hasta Joan Sebastian entre otros se han agregado al ponche musical. Dios sabrá en dónde esto va a parar...
Aquí, una lista de algunos discos que merecen disfrutarse:
“Lágrimas Negras” de Bebo&Cigala (pianista cubano y cantaor español)
“Swingin´ Bach “ de Bobby McFerrin (solovocal) fabuloso¡¡¡¡
“El conejo” de Los Cojolites (son jarocho)
“Tourist” de St. Germain (acid jazz)
“The sounds of science” de Beastie Boys (hip hop)
y aunque me cueste trabajo aceptarlo: “ Fijación Oral” de Shakira.
El pasado lunes 3 de octubre, en la plaza principal de nuestro sanmiguelito, teniendo como escenario una parroquia con caprichosas proyecciones geométricas en su fachada, la Orquesta Filarmónica de Acapulco, nos deleitó con un programa de canciones en su mayoría españolas, hermoso. Pero para concluír, con un admirable buen sentido del humor, Eduardo Alvarez, (el Director) iniciò una pieza sensiblemente mexicana: “ Huapango” ( la recordarán porque una famosa empresa cervecera la utiliza en un comercial con vista área sobre algunos paisajes de nuestro país). Me sentí vivir un México real, privilegiada de tener un buen lugar en el concierto, el aire movía la tela ligera de mi pantalón y me recordaba a los hombres pájaro, los voladores de Papantla, que horas antes habìan estado en esa misma plaza. De pronto… aun embelesados con los violines , las flautas y demás instrumentos… POM PUM, una explosión me hizo saltar, miré hacia el cielo y un abanico de luces de colores se expandió por el cielo y así, PUM POM, màs luces en la noche negra despejada, y la mùsica toque y toque. La combinación fue extraordinaria. Cuando terminò la pieza, unos cuantos ( o muchos) sensibles, no pudieron contener su emociòn y gritaron BRAVO ¡ BRAVO¡, aun los menos expresivos aplaudieron con muchas ganas mientras se ponìan de pie. Y como bien dijo José Pablo Moncayo (compositor de “Huapango”) “esta pieza es nuestra tierra, hecha audible”. BRAVO ¡ BRAVO¡.